¿Porque Gregoriano?

Así, en el artículo 116 de la constitución Sacrosanctum Concilium (1963), podemos leer:

La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.

Y en el 117:

Se terminará la edición típica de los libros de canto gregoriano, además se procurará una edición más crítica de los libros ya editados posteriormente a la restauración de san Pío X.

Más allá de la asombrosa “interpretación” de este texto conciliar, que en la mayoría de los casos llevó a hacer justo lo contrario de lo que se proponía, trataremos ahora de aproximarnos a esta joya de la civilización occidental, fuente de arte, de música y de espiritualidad: el canto “gregoriano”, así llamado en honor de un papa, san Gregorio Magno, que nada (o casi) tuvo que ver con él…